Es en este momento de lucidez extraña cuando me pregunto el
menester de las líneas discontinuas que ruedan por mi mejilla. Cuando mi
hipersensibilidad consumada parece reducirse a una leve sonrisa. Y siento que
el mundo que me rodea no merece mi tristeza inexplicable. Que la vida es algo
más que un montón de papeles y libretas y que me apetece salir con la energía
que me caracteriza a demostrarle al mundo que tengo mucho que aprender y algo
que enseñarle. Que quiero apartar de mis ojos la marea repentina, que quiero
volver a ser capaz de ver la belleza de mi gente. Que con el abrazo a mi padre
sienta un alivio diferente y que el ‘te quiero’ de mi madre lleve otra fuerza
al verme. Quiero poder disfrutar de nuevo de cada segundo de ti.
Pero la lucidez se va de repente y vuelven las líneas
discontinuas, que a veces se convierten en continuas. Y vuelve a aplastarme el
peso del mundo y vuelvo a sentir la pena que me mata el alma, impidiendo que
pueda respirar el aire de primavera que mueve los árboles de la esquina de mi
casa. Llevo días sin poder plasmar ni una palabra, de las poderosas, de las que
recuerdan que la realidad no es más que la apariencia que el mundo externo
adopta ante nuestra percepción. Por ese motivo, sé que debo cambiarla y volver a construir mi castillo de naipes, aunque
en este momento no sepa cómo hacerlo.
No es un falso espejismo ni una duda existencial, es simplemente la vision de la vida que nos rodea, por lo que siempre hay una solucion. Mirar mas alla, no te conformes con lo que ves mira lo que aun no se percibe, esa es la ilusion de la vida, la energia que movera tu propio mundo, tus anhelos.
ResponderEliminarGràcies papi :)
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