miércoles, 21 de octubre de 2015

Árboles pelados en otoño


El árbol del otoño quedó descubierto a corazón abierto y mojado por la lluvia. Helado sin su abrigo de hojas. Quedó así, triste un tiempo. Acompañado de otro como él, con la sutil diferencia de su forma pero también húmedo, pelado y con el corazón al descubierto. Hablaron de veranos y primaveras y lloraron ramas con el viento mientras acogían ardillas en sus huecos. 
Pero entonces llegó, sin esperarlo, el invierno. Sus ramificaciones secas se inundaron de nieve. Hacía frío y se sentían solos aunque se tenían el uno al otro. Un buen día mirando al suelo vieron que la hierba se iba quemando del frío blanco, quedando trozos hechos tierra. Entonces comprendieron que si las hojas de sus ramas caían era para poder soportar mejor el invierno y prepararse para poder crecer en primavera y lucir verano.
Así ambos árboles pelados sonrieron y bailaron juntos, dejándose llevar por el viento, soportando la incómoda humedad bajo un extraño disfrute del momento. Una incómoda humedad seguida de invierno, tapándose el uno al otro para hacer más ligero el tiempo.

Dedicado a mi árbol pelado :)

jueves, 1 de octubre de 2015

Hoy me ceno el mundo

Y cuando levanto la cabeza recuerdo el motivo de mi existencia. La razón que tengo para sonreír y levantar el vuelo. Para perderme entre los árboles que cantan y la lluvia que se derrite a mi paso. Y cuando levanto la cabeza veo esa montaña junto al reflejo de mi misma en el cristal. Y entra la canción de Coldplay, me acaricia mi perrita, me viene una palabra, veo una fotografía de mi hermano, otra de mis amigas. Y entre tanto dolor que ya voy enterrando, levanto la cabeza y veo la inmensidad de un verde pintado de otoño, de una taza de café caliente, de una conversación de bar con un amigo, de un clavel rojo en mi ventana. Y valoro un recuerdo y escribo un cuadro y pinto un poema, y paseo y respiro. Y me pierdo y me encuentro. Y me preparo la comida para cenarme el mundo.