lunes, 26 de agosto de 2013

Nubes golosas

Caen letras mojadas de las nubes golosas. Se convierten en río improvisado sobre el asfalto. Se unen entre conjunciones moradas para crear bellas palabras. Corren al ritmo de neumáticos lentos y miedosos de morir ahogados. Elijo las mejores y las pongo ordenadas sobre la hoja intocable. Salpican una a una entre mis dedos sedientos. Se atormentan al combatir contra la tierra seca del verano que hoy acaba. El calor se trasforma en humedad de cuento otoñal. La biblioteca salada acoge nuevas letras caóticas. Se enriquece con el diluvio el manantial verde de mi corazón. Las nubes golosas derraman frases completas que absorber como reflexión de crecimiento. Y el cielo lejos de su azul brillante avisa de su enfado. Como cada letra colorida para alimentar mis venas de tinta blanca. Pacifico la voluntad sanadora de las letras y las disfruto y saboreo como si jamás hubiese comido plato igual. Serán golosas las nubes. Serán mojadas las letras. Serán felices mis venas de conjunciones moradas que crean bellas palabras.

domingo, 25 de agosto de 2013

Sencillamente cuerda

Sencillamente cuerda
de locura surrealista
de huesos musicales
de neuronas con letras

Sencillamente cuerda
de escuchar necedades
de olvidar lo importante
de crear pasividad

Sencillamente cuerda
de ver pasar el verano
de escuchar una canción
de escribir de corazón

Sencillamente cuerda
de tanto pensar enajenación
de mirarme en el espejo
de descubrir quien soy

domingo, 18 de agosto de 2013

Faro entre tinieblas

A mi maiga,



Noche oscura
Casi sin estrellas
Brisa inexistente

Grita a lo lejos
Un dolor inerte
Un corazón roto

Brilla al fondo
Un pequeño punto
El faro entre tinieblas

Desde aquí oigo
Sollozos desconsolados
Abrazos desgarrados

Noche oscura
Casi sin estrellas
Brisa inexistente

Y siento lo que ella
Ha parado su vida
Se ha detenido el mundo

Grita a lo lejos
Un dolor inerte
Un corazón roto

Se ha borrado la esperanza
Se ha desgarrado el dolor
Se ha muerto la existencia

Brilla al fondo
Un pequeño punto
El faro entre tinieblas

Las sirenas recogen
Sollozos desconsolados
Abrazos desgarrados

Noche oscura
Casi sin estrellas
Brisa inexistente

Los peces arrastran
El dolor y la rabia
Hasta la misma orilla

Grita  a lo lejos
Un dolor inerte
Un corazón roto

Los niños trasforman
En vida y castillo
Lo destruido sin ruido

Ella sin saberlo
Será la princesa
De dicha fortaleza

Aunque de momento
Sea poco lo que vea:

Grita a  lo lejos
Un dolor inerte
Un corazón roto

Brilla al fondo
Un pequeño punto
El faro entre tinieblas


lunes, 5 de agosto de 2013

Y me paro y pienso

Recuerdo una vez, hace ya algún tiempo, que nos vimos en un extraño encuentro en tu ciudad natal. Me quedé prendada de tus ojos. Comimos en un restaurante, que desde entonces es el símbolo de nuestra unión. Llevabas un polo a rayas blancas y azules. Pensé que me gustaba cómo vestías. Me hizo gracia tu pelo rizado. Íbamos acompañados de amistades, algunas caducas, otras no tanto. Se creó una especie de vínculo que nos llevó a estar algunos meses hablando por correos y mensajes. Recuerdo que tuviste una mala semana y desapareciste, sin dar señales de vida. Me entristecí al pensar que ya no te importaba. Viviste curiosamente y a distancia, esa vez, mi estancia en Londres. Me ayudaste a sentirme menos sola, confiaba en ti, casi tanto como ahora. Me escuchaste cuando más lo necesité y me aconsejaste cuánto pudiste y supiste. A mi regreso algo me paraba a verte, pero el tiempo no pudo por menos que lanzarme a quedar algunos ratos contigo. Hacía frío. Nos sentamos en un parque de al lado de mi casa, me abrazaste. Quedamos más veces. Fuimos con mi coche a San Vicente. Nos fuimos al cine, los dos solos, sin nadie en la sala. Y no sé por qué, no lo pude evitar, y me lancé a besarte. Volvimos juntos, callados, tras una bonita noche, que marcaba el principio de todo. Y así hemos ido creciendo juntos. Viviste mis años con compañeras de piso, mi tiempo de vivir sola, mis fines de semana con mis padres, viviste mis últimos años de universidad, mis prácticas en medios en veranos calurosos e insoportables. Todo iba rondando solo, no temía a nada. Y así cuando cumplíamos los dos años, nos fuimos a la aventura a vivir juntos a otro país. Desde entonces hemos compartido cama, cansancio, risas, lágrimas, pensamientos, cosas materiales, comida, plato y hasta los zapatos, cuando quiero hacerte reír e imito a un pato.



Y me paro y pienso:

A ti te gusta el heavy metal, a mí el chill out. En común tenemos la música clásica, el rock y el country.
A ti te gusta dormir de día, a mí de noche. A los dos nos gusta comer y dormir juntos.
A ti te gusta ir a conciertos en los que van vestidos de negro, a mi ir a meditar con los que van vestidos de blanco. Y sin embargo, ambos vestimos de colores.
A ti te gusta jugar en el ordenador, a mí leer durante horas. A los dos nos gusta mirar películas y series divertidas.
A ti te gusta enfadarte, a mi reflexionar. Pero ambos quedamos rendidos a la palabra de una buena conversación que todo lo pueda solucionar.
A ti te gustó Londres sin tapujos, a mí me encantó con alguna posibilidad. Pero ambos quedamos prendados del idioma y la cultura y esa bonita y tan única ciudad.
Tú solo saldrías a Inglaterra y Alemania,  yo me iría donde fuese en el mundo si pudiese ejercer de periodista. A los dos nos gusta viajar.
A mí me encanta la playa, tú odias su arena y su agua. Los dos disfrutamos viviendo a tan solo unos metros del Mediterráneo.
A ti te gusta comer pizza, carne y patatas, a mí me gusta casi todo y probar lo nuevo. Los dos disfrutamos de una buena comida en Fosters.  
Tú serías capaz de quedarte un día sin salir de casa, yo sería incapaz de no pisar 10 minutos de calle. Los dos saldríamos con el coche sin rumbo por estar juntos.
Tú eres bueno en los deportes, yo no coordino brazos y piernas. Los dos disfrutamos de un buen paseo en bicicleta.
Tú ganas en todos los juegos de mesa, yo siempre acabo con la llave negra. Los dos nos reímos y nos miramos compenetrados cuando jugamos con Estafilococo.
Tú compones una bonita melodía, yo escribo su letra. Ambos la cantamos bajo las constelaciones (nuestra pasión por la astronomía)
Tú quieres visitar un pueblo de Alemania, yo quiero ver el Machu Pichu. Ambos iríamos a Egipto a subirnos a lo más alto de las piramides.
Tú me adoras y me quieres, yo te quiero y te adoro. Los dos nos amamos tanto como siempre.