sábado, 23 de febrero de 2013

Pequeño gran espacio


En este pequeño espacio, que ya siento como mío, por la complejidad de los momentos vividos y por la compañía íntima que lo acompaña, siento a veces el goteo único que cae sobre la madera del patio. Ha pasado mucho pero poco tiempo a la vez. He vivido mucho pero no lo suficiente aquí. Tengo ganas del reencuentro. De la sensatez de mi mente, que aquí siento perder entre el frío viento diario. Ahora mi corazón se ha pixelado en forma de todos los que conozco de allí y he conocido aquí. Esta rica ciudad gracias a la cual me llevo un poco de cada país del mundo sin haber viajado a penas.
Aunque no puedo negar lo evidente, aunque me guste andar entre autobuses rojos y gente de colores, mi corazón pertenece al mundo entero y una gran parte de él está forjado de puentes y palmeras. Yo me enamoro de las personas y de los lugares. Y si a una persona la conozco en un lugar, el recuerdo es para siempre. Y si me enamoro de alguien en un lugar, el amor es eterno. Como el volar de las palomas. Como la libertad que siento al volar sobre las nubes. Como las lágrimas que corren por mi cara cuando recuerdo un abrazo de alguien que está lejos. Ahora que estoy entre autobuses, echo de menos los puentes y palmeras. Y cuando esté entre las olas, los puentes y palmeras, lloraré por ausencia. Por ausencia enriquecedora de lo que aporta un mundo multicultural, donde mis amigos son tantos como rayas hay en un mapa.
Porque no todo el mundo puede decir que tiene amigos en (o de) Japón, Australia, Italia, India, Hungría, Francia, Polonia.
Por eso y porque ya lo dijo Samuel Jonhson:


sábado, 16 de febrero de 2013

Premios World Press Photo

Porque en muchas ocasiones una imagen vale más que mil palabras. Estas son mis fotografías preferidas de los premios World Press Photo de la edición 2013. Por la esencia de su contenido, por el dolor o la belleza que trasmiten, porque reflejan el mundo... Viva el Fotoperiodismo!

Aida llora mientras se recupera de las heridas graves producidas
 cuando su casa fue bombardeada por el ejército sirio. 
Su marido y sus dos hijos fueron heridos fatalmente durante el bombardeo.

Suhaib Hijazi, de dos años y su hermano mayor Muhammad murieron
 cuando su casa fue destruida por un misil israelí.

Haciendo una pausa en la lluvia, una mujer que trabaja 
como recolectora de basura tenía más tiempo para leer los libros que encuentra.




Esta última no tiene nada que ver con el World Press Photo pero la vi publicada la semana pasada en el diario El País y me erizó los pelos.

Demolición de una casa en Palestina.









Entre dos caminos


Esas cosas que tiene la vida. Esas olas que te arrastran de aquí para allá. Y tú dejándote llevar porque sabes que algún día el mar te arrastrará hasta la tierra. ¿Pero qué tierra? Es la pregunta. Hay días que estoy contenta por vivir una vida sin saber dónde me lleva. Otros me enfado con el mundo por tenerme mareada hasta el último segundo de cada día al irme a dormir. Me río. Hoy me río. Por cómo es la vida. Por lo que hace con las decisiones, nunca definitivas. Por lo que le hace a la mente un tanto cuadriculada como la mía. Me río porque, ¿qué voy a hacer? Si ayer decidimos juntos el camino para seguir esta aventura y hoy nos sorprender con noticias buenas del camino que hemos esquivado. Y ahora que hacemos sino mirarnos, sonreírnos, reírnos, despertarnos juntos, disfrutar de la ciudad, querernos, besarnos, abrazarnos, comernos…y bueno, pues ya veremos. Hoy me río. Por cómo es la vida. Y mañana seguiremos como dos audaces caballeros a rescatar princesas juntos y a construirnos un castillo en el que vivir felices para siempre. Hoy estamos en el cruce entre dos caminos pero por lo menos nos reímos.


miércoles, 13 de febrero de 2013

Descalza en el templo blanco


Descalza. Sobre unos pies a días débiles, a días muy fuertes. Ando sobre un suelo pulcro y blanco. El tacto suave y resbaladizo del mármol invita a la reflexión. Una escapatoria de la mente en la que solo existe el silencio tachado de vocablos incomprensibles de los que rezan y con una música hindú de fondo. Si cierro los ojos estoy sumergida bajo la misma espiral que acompaña el espacio. De repente me veo vestida con pantalones y blusa larga combinados a la perfección con un pañuelo vistoso. En el entrecejo un punto rojo me marca el equilibrio.
Abro los ojos y sigo con los pantalones vaqueros, mis botines y mi abrigo color marfil. Sin embargo, noto el punto rojo en mi frente. Y no lo llevo. Es cosa de la ficción. La realidad es que me encuentro bajo arcos blancos con trazados perfectos y figuras graciosas, otras extrañas. Cuerpo de humano y cabeza de animal. Todos sonríen haciendo como que me miran. Las figuras que rodean la cúpula parecen bailar al unísono moviendo las caderas en direcciones opuestas y mi mirada solo puede observar los recovecos impolutos que adornan la cúpula y los arcos uniformados.
Quisiera saber si hay en el mundo un rincón como este en el que perderse entre la deslumbrante blancura, pero no para rezar, sino para crecer entre figuras y poder así inspirar estos escritos, que ahora tras algún tiempo moribundos, parecen nacer solos.


domingo, 10 de febrero de 2013

Espejo en el suelo

Me miré en el espejo del suelo y empapé la superficie. Ni mis cabellos despeinados eran capaces de detener el ritmo de los lagrimones que caían como flechas. No es que quisiera hacerme la fuerte. Había estado tan a gusto, que ni siquiera me había percatado de lo mucho que los echo de menos. Por eso al final me desmonté. Cuando el abrazo de despedida se ciñó sobre mi mente. La que daba vueltas a lo mismo: “Que como mínimo pasará un mes antes de volverlos a tocar”. Y eso a pesar de que estoy muy bien acompañada.
Hay ratos en los que cogería un avión y me volvería, con o sin maletas, pero lo haría. Y otros en los que me quedaría en busca de una oportunidad lejana de sobres, mequetrefes y ladrones. Porque quiero verle disfrutar con su trabajo, verle concentrado y realizado. Se lo merece por lo mucho que me cuida y me quiere.
Así es que he hecho un trato conmigo misma. Disfrutar de la escritura, del periodismo y la aventura. Porque las complejidades de la vida tengo mucho tiempo para vivirlas. Así que mañana depositaré el espejo sobre el suelo, pero esta vez en la superficie blanca por la nieve. Me miraré y sonreiré a mi propio reflejo porque he llegado lejos, porque he aprendido en el camino, porque me merezco un respiro, la sanación y el reencuentro. Cogeré carrerilla para saltar los muros que se construyan en mi camino. Me estoy preparando para una maratón llamada vida. Por eso hoy me miraré en el espejo del suelo y empaparé la superficie pero con lágrimas de emoción llenas de energía y por supuesto, una enorme sonrisa.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Hasta que la luz se apague



La luna reposa sobre mi cabeza
 Es azul y de madera
Y testigo de lo duro que está siendo
Pero también de las sonrisas y las risas

Y es que…
Veré pasar mil males pero pienso quererte hasta que la luz se apague

Las flores empapan mi vida
De colores, formas y sabores
Y son testigo de tu apoyo
Pero también del fuerte amor que nos une

Y es que…
Veré pasar mil males pero pienso quererte hasta que la luz se apague

El sol apenas sale sobre Londres
A veces olvido su calor
Y es testigo de las lluvias matinales
Pero también de que sigo saliendo a la calle

 Y es que…
Veré pasar mil males pero pienso quererte hasta que la luz se apague

Los acordes embellecen los días
Entre cuerdas y tus dedos
Y son testigo de las penas
Pero también de que no nos faltan cenas

Y es que…
Veré pasar mil males pero pienso quererte hasta que la luz se apague

Así que escuchemos al destino
Y dejémonos llevar entre los mares
Ya solucionaremos los errores
Porque lo importante es que…
Veré pasar mil males pero pienso quererte hasta que la luz se apague

Zozobra la luz


Cuando zozobra mi esperpéntica luz, tiemblo de miedo porque no sé como volverla a encender si olvido la mecha. En los días en los que me dedico a no escribir, olvido quien soy y solo veo trasparencia, sin opacidad extraña a la que atenerme para leer la mente. Y el pobre preocupado por mi estado me regala miles de pétalos sonrosados, porque soy una ganadora, dice. Yo me siento mejor cuando la casa se llena de flores. Que bobada, verdad? Como si así encontrara la mecha y perdiera el miedo a encenderla de nuevo tras zozobrar esa esperpéntica luz. Pero así es, me siento reconfortada. Me encanta que sea detallista, me recuerda que se acuerda y lo quisiera comer a besos y también, me ayuda a olvidar a ciertos sabuesos. Y ahora estoy como camuflada, esperando a ver qué pasa, con cautela al futuro pero sin el miedo a apagarme de nuevo. Hay que ver cómo soy, que igual un día me como el mundo como al siguiente entierro al muerto. Debe ser el carácter de luz u obscuridad en busca de matices entre blancos y negros…ay donde están los grises.

martes, 5 de febrero de 2013

Almoina

Per Jordi Pascual, amb qui comparteix professió, vocació i poesia

A aquell home que demanava almoina
 un fred matí de febrer a Alcoi.


Albereda amunt, Albereda avall,
a un banc un home demanant.
Una llibreta, una jaqueta i cap baixat,
una cara trista de desconsolat.

“Accepte menjar” anuncia un cartell,
l'home accepta la situació amb seny.
Mirada perduda entre la gent
i esperant que acabe aquell turment.

Una coca de farina,
85 cèntims que ell no tenia,
sense l'oferiment no menjaria,
esperem que no el tanque la policia.

Obra esperpèntica del capitalisme,
barruera imatge del cinisme,
sofridor de mirades despectives
mentre els governants continuen amb mentides.

Imagine el dia que ho va decidir:
“no puc més, ho he d'admitir,
em vaig prometre no defallir,
però avui he de sortir”.

Imagine el primer cop que va parar la mà,
consumit per la ràbia i la vergonya,
sofrint un macabre espectacle
i esperant que no el devore la carronya.

Una llàgrima d'impotència
i a esperar donatius amb paciència
sofrint la total indiferència
de maleducats en plena adolescència.

Ara sols té aquell banc,
el monetari el tirarà de sa llar
i no tindrà on passar la nit,
serà un gran entrebanc.

Mentrestant triomfarà la hipocresia,
la luxuriosa església demanarà cortesia,
el govern predicarà milloria
i les gents creuran la mentida.

L'home viurà de la beneficiència,
viurà amb la carència
volent defugir de la vivència
d'una vida que ha perdut.

Ningú li va donar a elegir
i ara no rep ni una puta almoina
ni un donatiu que el faja resistir
un dia més amb aquella forma de patir.

La vida li s'escapa,
el sofriment l'atrapa
i la nostra respectuosa societat
ha decidit que no és ningú i l'aparta.

L'aparta de viure,
l'aparta del riure,
l'aparta de tot i queda fora,
fora de tot món lliure.

Malgrat tot: Visca la socialdemocràcia!
Espera, que ha mort, que era una fal·làcia.
Aleshores a qui ens encomanem?
A l'església, el polític i el banquer.

Visca el neoliberalisme!