miércoles, 6 de febrero de 2013

Zozobra la luz


Cuando zozobra mi esperpéntica luz, tiemblo de miedo porque no sé como volverla a encender si olvido la mecha. En los días en los que me dedico a no escribir, olvido quien soy y solo veo trasparencia, sin opacidad extraña a la que atenerme para leer la mente. Y el pobre preocupado por mi estado me regala miles de pétalos sonrosados, porque soy una ganadora, dice. Yo me siento mejor cuando la casa se llena de flores. Que bobada, verdad? Como si así encontrara la mecha y perdiera el miedo a encenderla de nuevo tras zozobrar esa esperpéntica luz. Pero así es, me siento reconfortada. Me encanta que sea detallista, me recuerda que se acuerda y lo quisiera comer a besos y también, me ayuda a olvidar a ciertos sabuesos. Y ahora estoy como camuflada, esperando a ver qué pasa, con cautela al futuro pero sin el miedo a apagarme de nuevo. Hay que ver cómo soy, que igual un día me como el mundo como al siguiente entierro al muerto. Debe ser el carácter de luz u obscuridad en busca de matices entre blancos y negros…ay donde están los grises.

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