martes, 30 de octubre de 2012

Noche espeluznante


Se acerca la noche espeluznante de almas en pena vagando por las calles de aceras maltrechas. La luna se prepara para esconderse tras su manta de carbón. Por el momento el cielo solo muestra signos y rastro del paso de miles de pasajeros que volando surcan esta tierra húmeda y verde. Mientras, el colapso del sonido de la urbe invade el silencio nocturno y nos ayuda a adaptarnos a la nueva vida. En mi cabeza se repite su vocecita dulce e inocente, tocada por una situación difícil y una infancia plagada de excesiva permisividad. ‘Daaad’, repite una y otra vez con ese tono de canción pegadiza.  Su homólogo lleva horas y días, aunque intuyo también que  semanas y meses, ante las teclas desgastadas de un ordenador. Con un tic nervioso que inquieta, con un movimiento de manos que avasalla las letras, con unos mordiscos extraños que hacen entrever la fragilidad de una personalidad vacilona y mal educada. Un modo rudo de alejarse de la realidad.
Al despertar de mi sueño sin dormir, sigo en el doble autobús rojo viendo pasar árboles verdes, parques con vida salpicados de un colchón de hojas otoñales y con la poca luz de un atardecer temprano. Aunque siempre tranquila y alegre de tener la compañía de su mano sobre la mía.

sábado, 27 de octubre de 2012

Llueve y hace sol


Y el viento mueve el cielo a velocidades astronómicas e inalcanzables. Ahora llueve. Nada extraño para un tiempo frío pero acogedor. Siento como sin moverme de la misma silla, al mirar por la ventana el paisaje de montañas se hubiese reconvertido en casas victorianas con el toque de miel que le da el sólido cristal. Ahora hace sol, sin dejar de hacer frío. Y las nubes corren como mareadas sobre mi cabeza perdida y preocupada. Con miedos de no encontrar lo que he venido a buscar pero con ánimos de seguir paso a paso. Ahora llueve mientras hace sol. Hasta en el tiempo mi corazón encuentra consuelo y paralelismo. Porque el mundo es competitivo, pero sé que soy capaz. Y por mi cabeza vuelan, como por los cielos, miles de pájaros, de formas y alas variadas. Porque es el primer paso de una larga historia que no sé cómo terminará. La mejor solución será, disfrutar el camino y mirar la luna, que ejerce de espejo. En ella puedo ver reflejada mi casa y mi gente. Todo me gusta más. Menos una cosa, la lejanía de un abrazo, de una beso o de una sonrisa.

martes, 23 de octubre de 2012

A la vessant dels records


I així es com he decidit viure,
a la vessant dels records amb nostalgia alegre
Entre el soroll d’un bosc en silenci
Acompanyada de la dolçor de gestos afables
que m’ajuden a crear paraula a paraula cada vers,
que naix a la meva ment, incansable per creixer.
Entre la magia d’una tardor per sempre.
Veient el revolteig de papallones febles y tendres
mullades per la pluja diaria
Amb l’ensurt d’una fulla al caure
I sense temors a la distancia
perque pense reconvertir l’anyorança
en una llarga esperança 

Lejos de la taquicardia acelerada



Escribo:

Corren. Como si tuvieran prisa por vivir y hacer que el reflejo del sol llegue al mar.
Pasan, las gotas. Y juntas de la mano saludan a las rocas inertes y paradas.
Viajan. Lejos de su casa. Con el fin de reencontrarse con sus amigas saladas.

Y mientras...yo permanezco sentada al borde de su río. Despidiéndome de cada hoja, de cada roca, de cada gota. Oigo a los pájaros cantar, al agua discurrir y a mi pensamiento no parar. Porque pronto amaneceré lejos, pero bajo el mismo cielo. Y veré la luna ocultarse tras las cortinas grisáceas, como anteayer cuando en la noche todo era calma y pensaba que a pesar de todo, seguiré viendo la misma cara de la luna.
Junto a mi querido Serpis veo a los árboles desprenderse fácilmente de sus hijos, que bajan serpenteando y planeando en un vuelo infinito hasta llegar al suelo, que pronto dejaré de pisar.
Mientras respiro, mi cabeza pasea de lado a lado, intentando captar cada imagen. Permitiendo que mi retina fotografíe cada punto de luz, forma, color. Para no olvidar jamás el lugar en el que nací.

Y aquí estoy yo a punto de partir y ensimismada en una vida que quiero vivir lejos de la taquicardia acelerada. 

viernes, 19 de octubre de 2012

Todo lo que soy


Mis ojos se trasformaron en mares cuando a mitad mañana y entre los sollozos forzosos de las nubes, el cielo lloraba nuestra pronta ausencia. En un recuerdo pasajero de todo lo que ha hecho que sea lo que soy y tenga lo que tengo. Fuiste tú mi fiel amiga, la que ahora crece y desaparece, nos vamos lejos una de la otra. Las olas ya recorren mis pestañas antes de crear un tsunami en mis mejillas sonrosadas. Evitas el encuentro de las miradas y mi última imagen conservada para mucho tiempo, serán tus pasos corriendo escaleras arriba hacia tu casa. Pero he soportado la despedida. La de ayer de mi gran amiga, la de hoy, la tuya, mi fiel amiga. Me costó superar la ausencia de mi pequeño. El que con miradas me traslada su pensamiento, el que subido al vagón se alejó sereno. Mi gran compañero de vida, mi hermano y su risa. Mañana llega otra despedida, la de mi grupo de amigas, las que cada semana me hacen sentir que el peso de lo complicado vuela por lo alto y desaparece entre comprensiones y recomendaciones. Y pasado, la siguiente, la familia que cree al conocerle.
Mis manos tiemblan y las olas se revuelven cuando entre imágenes evito imaginarme el ‘hasta luego’ más duro y fuerte. El de mis padres, que siendo lo que son, han construido un ser inherente a su forma de cuidarme y comprenderme. Porque en ellos atisbo orgullo pero tristeza por lo mismo por lo que las nubes lloran, por mi pronta ausencia. Sin embargo, pienso estar siempre presente, para con ellos, sus problemas y mi suerte. Echaré de menos todo lo que soy ahora, por vosotros, por mi gente.



lunes, 15 de octubre de 2012

Llega el frío



Llega el frío. Parecía no querer salir de su escondite, pero ha vuelto como siempre en el otoño de hojarasca amarillenta y naranja. Ha tardado en despachar el calor y ha aparecido sin advertir que ya salía con mangas largas. Parece oxigenar mejor que nadie. Y por fin se ha quedado atrás el calor sangrante. El abrigo se arrima a la puerta del armario deseando salir y proteger al cuerpo tembloroso. El sol se aleja sin dejar de brillar pero calentando diferente. Tan solo el resquicio de la nube avisa de la llegada, en unos meses, de la suave capa blanquecina sobre una Aitana de sombras cambiantes. Solo espero que no sea el último invierno de un país ya gélido, que el destino escrito en las paredes de la calle, haga tumbar las mentiras y levantar el poder del pueblo reinante por su trabajo y esfuerzo. Solo espero que el hielo no cubra las calles sin remedio. Que exista un futuro entre estas ramas que se tiñen de color en primavera y dan de comer con sus frutos. Que no muera la cosecha del campesino. Que no se talen los árboles enojados con las hachas que no les dejan vivir. Solo espero que la vida acelerada no deprima a una naturaleza cansada de luchar. Que los gigantes sigan animados y hagan cambiar el tiempo cuando toca. Que no se quede para siempre el frío, pero tampoco el calor. Que el equilibrio de las cosas se plasme en las miradas de optimismo. Que el andar no se convierta en miedo. Que el trabajar exista con derechos. Que se pueda construir un mundo con futuro. Y que la rabia sea capaz de apagar el fuego como enemigo del bosque verde. Con una exhalación que envenene el cuerpo y avise a los gorriones de que pronto podrán volver. Que se erice cada pelo del brazo. Y que la llegada del invierno solo sea el preludio de un tiempo mejor en el futuro.

martes, 2 de octubre de 2012

Estadio medio



He regresado. Al lugar de los silencios para respirar la paz y sentir el aire fresco de la noche. Echaré de menos las tardes de domingo perfumadas, echaré de menos el cielo compuesto de naranjas. El rato de pensamientos sobre el mar de levante. 
He vuelto al lugar donde nací para coger fuerzas y volar muy alto. Casi hasta alcanzar la luna y tocar sus párpados. Muy por encima de la neblina que acaricia la montaña. He decidido regresar sin deshacer las maletas y seguir así cargando el equipaje de mi espalda con conocimientos de elefanta.
Ahora no puedo evitar ser crítica con dureza. Las situaciones se complican y me voy en busca de soluciones dóciles. Porque me siento ciudadana del mundo y del planeta y no pretendo traspasar fronteras que para mi no existen.
He regresado. Al lugar de la pasividad, de la lectura voluntaria y la escritura con o sin rabia. Echaré de menos las palmeras, los calores y las bicicletas. Echaré de menos a mis amigos de carrera, de profesión y cervezas.
He vuelto al lugar de las cuestas para descansar antes de emigrar a la mezcla de culturas y pasiones mundiales. Donde veré la misma luna que alcancé al volar muy alto y tocar sus párpados. Solo que esta vez el estadio me llevará a verla reflejada sobre el Tamesis nocturno por un ambiente humedecido.