sábado, 27 de octubre de 2012

Llueve y hace sol


Y el viento mueve el cielo a velocidades astronómicas e inalcanzables. Ahora llueve. Nada extraño para un tiempo frío pero acogedor. Siento como sin moverme de la misma silla, al mirar por la ventana el paisaje de montañas se hubiese reconvertido en casas victorianas con el toque de miel que le da el sólido cristal. Ahora hace sol, sin dejar de hacer frío. Y las nubes corren como mareadas sobre mi cabeza perdida y preocupada. Con miedos de no encontrar lo que he venido a buscar pero con ánimos de seguir paso a paso. Ahora llueve mientras hace sol. Hasta en el tiempo mi corazón encuentra consuelo y paralelismo. Porque el mundo es competitivo, pero sé que soy capaz. Y por mi cabeza vuelan, como por los cielos, miles de pájaros, de formas y alas variadas. Porque es el primer paso de una larga historia que no sé cómo terminará. La mejor solución será, disfrutar el camino y mirar la luna, que ejerce de espejo. En ella puedo ver reflejada mi casa y mi gente. Todo me gusta más. Menos una cosa, la lejanía de un abrazo, de una beso o de una sonrisa.

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