martes, 23 de octubre de 2012

Lejos de la taquicardia acelerada



Escribo:

Corren. Como si tuvieran prisa por vivir y hacer que el reflejo del sol llegue al mar.
Pasan, las gotas. Y juntas de la mano saludan a las rocas inertes y paradas.
Viajan. Lejos de su casa. Con el fin de reencontrarse con sus amigas saladas.

Y mientras...yo permanezco sentada al borde de su río. Despidiéndome de cada hoja, de cada roca, de cada gota. Oigo a los pájaros cantar, al agua discurrir y a mi pensamiento no parar. Porque pronto amaneceré lejos, pero bajo el mismo cielo. Y veré la luna ocultarse tras las cortinas grisáceas, como anteayer cuando en la noche todo era calma y pensaba que a pesar de todo, seguiré viendo la misma cara de la luna.
Junto a mi querido Serpis veo a los árboles desprenderse fácilmente de sus hijos, que bajan serpenteando y planeando en un vuelo infinito hasta llegar al suelo, que pronto dejaré de pisar.
Mientras respiro, mi cabeza pasea de lado a lado, intentando captar cada imagen. Permitiendo que mi retina fotografíe cada punto de luz, forma, color. Para no olvidar jamás el lugar en el que nací.

Y aquí estoy yo a punto de partir y ensimismada en una vida que quiero vivir lejos de la taquicardia acelerada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario