martes, 30 de julio de 2013

Sin matices

Como el globo corazón de mi camiseta
siento en ocasiones,
solo a veces,
que mis sueños están lejos

Sin matices, como una más
entre un montón de inertes

Como una niña pequeña
me siento equilibrista
al andar sobre las conchas rotas
de una playa desierta

Sin matices, como una más
Llena de obstáculos molestos

Conchas rotas,
como los corazones desbocados
por amar demasiado al mundo
inoportunamente inestable

Sin matices, como uno más
Entre un millón de estrellas

Como la corriente de un río frío
en su desembocadura tenue
porque aún no sabe cómo acabar
con la sobrada agua de sus venas

Sin matices, como uno más
Medio seco en verano

Como el hundimiento
de un pie en la arena
Como el ápice celeste
de la madrugada

Sin matices, como uno más
Anunciador de un nuevo día

martes, 23 de julio de 2013

L'ausencia de la xafogor anunciada


Va apareixent lentament entre les ones quietes d’un fons marí horizontal. Va encenent-se progresivament, fent més fort un reflexe que pareix no tindre fi. Entre els núvols quiets de la matinada. Entre l’ausencia de la xafogor anunciada. I sobtadament com un esclafit d’alegria i energía, s’ha fet un nou dia. Baix la mirada atenta del vol d’una gaviota. Amb tan sols un parell de pescadors amagats a l’hombra.
No cal pensaments rebuscats en la simplesa d’un espectacle efímer i present a cada mort nocturna.
I en dirección oposada la lluna plena caent redona sobre una cuna muntanyosa.

Mentres,  l’enrenou d’un alé mortal i viu d’una humanitat massa queda per a conseguir el clamor d’una llibertat necessaria.

lunes, 22 de julio de 2013

Als racons d’un poble


Als racons d’un poble
he recordat l’ausencia
d’una infancia
llunyana i tendra

Als racons d’un poble
he reviscut els llargs camins
de patins i bicicletes
contra un vent de brisa calenta

Als racons d’un poble
he arremullat de nou els peus
de sobte, en l’aigua freda
d’una matinada que acaba

Als racons d’un poble
he despertat tardíament
quan el sol ja brillava massa
adornant el centre del cel blavós
                                                                                                            
Als racons d’un poble
l’estiu s’ha convertit
en llargues vesprades
de lectures sudoroses

Als racons d’un poble
he tornat a navegar per la mar,
a passejar una estona,
a banyar-me infinitament

Als racons d’un poble,
on curiosament
ara ès tot ben diferent,
però igual d’agradable


miércoles, 10 de julio de 2013

Noche de tormenta

Avisa que está a punto de llegar. Ilumina un cielo oscuro tras un día de insoportable bochorno. Se gira así un viento huracanado que desplaza con avidez hojarasca, arena y plásticos lanzados por descerebrados. La frescura en el ambiente se agradece, deja respirar con soltura y tranquilidad. Y tras unos segundos de silencio acompañado de las notas de una guitarra, llega el cataclismo. Tal vez del mismo modo en que un día llegará el fin del mundo. Una tormenta de verano. La perfecta tormenta de verano.  Un diluvio universal de escasos minutos, truenos ruidosos y relámpagos únicos, desconocidos y desconcertantes, casi imposibles de cazar. Se quiebra el cielo con sus nubes, se despedaza la luna de miedo y deja ensimismado hasta al más evolucionado ser de este planeta. Respirar huele a humedad lluviosa y arena removida por gotas. Y sin embargo, es el momento del día más hogareño y la perfección junto a ti y tu ritmo inventado se trasforma en un día soleado, pese a ser noche de tormenta. Gracias.


sábado, 6 de julio de 2013

La niña del pichi con papá uno y papá dos


Dos manos pequeñas cogidas y orientadas a lo alto, como si quisieran tocar el cielo, pero al final de los dedos, en vez de azul, hay cariño. En cada lado, uno de los padres. Papá uno y papá dos (son los dos hombres). Y andando a paso despistado está la niña, vestida con un mono vaquero y andando descalza, ajena a las múltiples conchas que van a pinchar los delicados y minúsculos pies. En su cara, unas gafas rojas ocupan casi la mitad de su rostro risueño. En la cabeza  aún no lleva coletas porque no se lo permite la largaría de su pelo. Y allí están los tres, posiblemente los más felices de la tierra en ese momento. Van esquivando niños desnudos que corren con sus cubos hacia el mar, para cargarlos de agua y llenar el foso del castillo. Y allí van esquivando señoras que los miran extrañadas porque seguro que jamás han visto a un grupo de tres tan perfecto y unido. Esquivando adolescentes que toman el sol junto a la orilla con su música en los cascos. Y en mitad de la playa, con el viento en contra, aunque no les importa, compartiendo las sonrisas conmigo. Sonrisas cómplices al desear un mañana en el que no será necesario esquivar nada porque la vida no les pondrá obstáculos, ya que sencillamente son una familia más que pasa la mañana de un viernes de julio paseando con su hija por la playa.

PD. La fotografía que acompaña al texto la he encontrado en Google pero me ha parecido preciosa y la he querido incorporar.

miércoles, 3 de julio de 2013

Despedazarse un trozo de corazón

He sentido despedazarse un trozo de corazón en la distancia. He leído palabras  que me han hecho pensar en la posibilidad de dejar atrás tanta confianza, tanto cariño, tanto trabajo. En vano. El momento llega. Siento sin ser yo y veo sin verlo, sus lágrimas de horror. En su pensamiento la palabra amistad, y en la realidad la improbabilidad. Ya no hay abrazo, ni caricia, ni beso. Todo se ha convertido en el inicio. En nada, pero tras un ‘todo’ duro, este nada, duele. Imposible no comparar. No imagino ni un día sin ti, sin tu impaciencia, sin tu picaresca, sin tu inteligencia, sin tus bromas, tus molestias, sin tocarte, sin escuchar la melodía de tus dedos llenos de letras, sin que me mires, me abraces. No soportaría verte y no tocarte, verte y tener que bloquear mis sentidos, no olerte, no mirarte y pensarte. No soportaría un dolor tan grande. No podría prohibirme quererte, queriéndote sin verte.