miércoles, 10 de julio de 2013

Noche de tormenta

Avisa que está a punto de llegar. Ilumina un cielo oscuro tras un día de insoportable bochorno. Se gira así un viento huracanado que desplaza con avidez hojarasca, arena y plásticos lanzados por descerebrados. La frescura en el ambiente se agradece, deja respirar con soltura y tranquilidad. Y tras unos segundos de silencio acompañado de las notas de una guitarra, llega el cataclismo. Tal vez del mismo modo en que un día llegará el fin del mundo. Una tormenta de verano. La perfecta tormenta de verano.  Un diluvio universal de escasos minutos, truenos ruidosos y relámpagos únicos, desconocidos y desconcertantes, casi imposibles de cazar. Se quiebra el cielo con sus nubes, se despedaza la luna de miedo y deja ensimismado hasta al más evolucionado ser de este planeta. Respirar huele a humedad lluviosa y arena removida por gotas. Y sin embargo, es el momento del día más hogareño y la perfección junto a ti y tu ritmo inventado se trasforma en un día soleado, pese a ser noche de tormenta. Gracias.


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