lunes, 26 de noviembre de 2012

Lo imposible y lo probable

Quiero ser esa pequeña
de ojos achinados
la que sonríe despreocupada
sobre un trenecito de juguete

Quiero ser la princesa
que es rescatada por un pirata
que resulta ser un padre
con corbata en la cabeza

Quiero ser motorista
y correr por el parque
sin rumbo con mi madre
y perseguir palomas

Quiero sonreír por sonreír
hacer amigos por compartir pelota
cazar mariposas
y dar migas de pan a las palomas

Quiero cocinar galletas
y comerme las migas que sobran
saborear la pasta cruda
y meter el dedo en la harina

Quiero construir refugios con sábanas
y leer cuentos callada
con la linterna como luz lunar
y adornarlo con cojines

Quiero coger una rabieta
cuando algo me disguste
y dormirme en brazos de alguien
que me aparte el cabello de la oreja

Quiero jugar con mi hermano a los playmobil
armar la casa de un mundo minúsculo
inventar el mejor modo de vivir
y soñar que todo es realidad

Quiero vivir despreocupada
en un día soleado
dejar mi mente en blanco 
y columpiarme muy muy alto

Quiero lo imposible
y quiero querer lo probable


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Otro lugar


Parece otro lugar.Ni las ardillas me persiguen. Por el momento solo he visto cuervos que me asustan. Hoy no hay colores. Todo ha caído al suelo y está sucio de barro. Tampoco han limpiado el cielo. Las ramas tristes de los árboles se empeñan en cortar la vista aérea en mil pedazos y el viento lo esparce hasta convertirlo en un complicado puzzle que soy incapaz de construir. Por lo menos, no hoy, con este suelo mojado resbaladizo e inestable. Los árboles me dan la espalda y la soledad reina hoy donde tantas veces hubo vida. Hay suciedad en el agua. Hay latas de cerveza por el suelo, signo de la tragedia humana que se sume en el alcohol para olvidar desventuras. Hoy todo está como ayer pero mucho más triste.

lunes, 19 de noviembre de 2012

La amiga del parque

Estoy sentada en un banco frente al lago enloquecido de pájaros. Acompañada de una nueva amiga que come galletas y habla con su abuelo sobre los cisnes que van pasando. Muy educada me sonríe y disculpa por interrumpir mi escritura. Le sonrío y le contesto que no importa si ahora tengo una nueva amiga vestida de lila y rosa.. Con su gracioso gesto hindú habla con su abuelo sobre todo lo que observa. Que si pasan los pájaros volando cercanos a su rostro... Que si allí a lo lejos puede ver un bosque...
Justo por delante hay un caminito. El mismo hombre que me he cruzado al entrar pasa por él. Un hombre de la tercera edad vestido de un blanco manicomnio. Paseando por cada trozo de parque con las manos cogidas por la espalda.Cabeza agachada. Mirando al suelo. Triste. Como sin vida.
Mientras la pequeña sigue inventando, ajena a la realidad. Ahora el cisne ha intentado volar desplegando sus gigantescas alas. Y ella, seria, ha descrito lo ocurrido como algo mágico. Ha decidido guardar unas pocas galletas para compartir con los patos.
A veces me mira, como si intuira que mis manos están congeladas por el frío, pero que es ella misma la que está inspirando y ayudando a llenar esta libreta.
Pasa una madre, rubia y muy blanca de piel, con un bebé que duerme ausente al espacio de belleza que le rodea.
Hoy el parque está lleno. Me encanta ver como conviven los que en otros países se disparan causando infelicidad en una guerra sin fin.
Esa mujer que hay no muy lejos del banco, me observa de reojo bajo su punto rojo de la frente. Un pequeño que a penas ha aprendido a poner los pies sobre el suelo, pasa corriendo y hace volar unas cuantas palomas.
Mi nueva amiga ha decidido seguir comiendo y su abuelo se ríe mientras le recuerda que si se acaba la bolsa, no la podrá compartir con nadie. Ni tan siquiera con la ardilla que la mira desde el árbol.
Por delante pasa una pareja de la mano que observa con curiosidad la escena que hemos creado. El abuelo sin parar de sonreir. La pequeña sin callar un pensamiento. Y yo...volcando cada hecho.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Quiero...


Quiero…

Pintar con la mirada lo que siento. Mirar el múltiple color de los árboles de este rincón del mundo. Sonreír a los pequeños. Saludar a los ancianos. Disfrutar con un café. Escribir cada palabra que discurre por mi mente. Mojarme con la lluvia. Despertarme a tu lado. Seguir escribiendo. Aprender inglés. Abrazar a mi padre. Demostrarme que puedo ser buena. Cerrar los ojos y calentarme con el sol. Escuchar música. Comer chocolate. Leer tantos libros que no quepan en la estantería. Contarle cada segundo de mi vida a mi hermano. Compartir una merienda con mis amigas. Pisar la nieve. Hundirme en las hojas del parque. Alimentar a las ardillas. Besarte eternamente. Compartir los pensamientos con mi madre. Jugar con mis primos. Dormir abrazada a los brazos que me arropan. Mirar el cielo. Dibujar mariposas. Seguir escribiendo. Derramar lágrimas sobre el papel. Indignarme con el mundo. Sentir repelús hacia el racismo, el odio, la ausencia. Respirar desnuda a tu lado. Beberme un té. Conversar sobre política. Enfadarme por la situación del periodismo. Teclear muchos artículos. Servir patatas. Acordarme de los míos. Sonreír a la nada. Construir un futuro. Pensar y saber que tú estás en él. Comprarme zapatos y que no quepan en el armario. Pasear.

Todo sin un orden pre establecido.

Quiero…

Vivir lo que me depare el destino.

Ese árbol


Llevo días observando por la ventana. Ese rojo pasión de sus hijos otoñales, ya más crecidos hacia un invierno pálido. Y por fin hoy, he visto cómo nievan sus ramificaciones. Los más mayores vuelan con el viento, los más pequeños aún permanecen en el suelo.


sábado, 10 de noviembre de 2012

Retrospectiva en el parque


En esta mañana de sábado, me encuentro sentada frente a múltiples vidas que me regalan el perfecto concierto. Sonidos dispares se mezclan en una conjunción que ni los más grandes maestros serían capaces de imitar. Aunque aquí los días parezcan todos grises, la realidad es que están lacados de una perfecta armonía de colores y sonidos. Hace ya dos años encontré en este parque el retiro pacifista e inspirador que todo escritor necesita. Y tras este tiempo he vuelto acompañada de empeños y sueños. Más capaz que entonces pero menos que dentro de algunas horas, días, semanas, meses y seguramente años.
He venido a quedarme. A prendarme de este verde al que nunca me acostumbro. Vengo a alejarme con las hojas color plátano del suelo, vengo a acompañar con mi sonrisa el verde suelo,  el multicolor hoja de árbol. Vengo a prestar atención a lo que me dice la pata, el cisne, el cuervo, la ardilla.
Vengo a permanecer callada y sentada, mientras plasmo con los trazos del bolígrafo lo que veo, lo que escucho, lo que siento, lo que soy.
Porque aunque me cueste conseguirlo he venido a quedarme, acompañada de mi esfuerzo y dedicación. He venido a sentarme en el banco de la retrospectiva y a convencerme de que este es, sin duda, el mejor de los caminos.
Que se prepare este parque, que se prepare el mundo, porque he venido a quedarme.



                                            



viernes, 9 de noviembre de 2012

Rocío en los cristales



Me desperté una mañana entre sombras de rocíos en los cristales. Meditabunda en un invierno adelantado. Reflexiva y empeñada en conseguir un sueño. Entre imágenes de la profesión a la que adoro pasando rápido como los trenes del subterráneo. Con despidos, ERES, muchas horas, mucho trabajo, mucho empeño y profesionalidad poco reconocida. Pasando páginas de medios digitales, leyendo la hecatombe, viendo cómo el mundo parece llegar a su fin como predijeron los mayas que ocurriría al final de este año. Y sin embargo, a pesar de que nos queda escaso mes y medio de vida, sigo empeñada en trabajar para la escritura, la voz y la imagen, para trasmitir verdades sin tapujos y romper barreras de magnates empedernidos. He venido a vivir entre la niebla baja, no para mirar entre el rocío de la ventana, sino para cambiar la oscuridad por el sol que traigo atado desde España. Aunque eso me cueste combinar las teclas y el ratón con cortar ensaladas para servir con patatas. Así es que he decidido que hoy en vez de mirar a través del rocío, saldré a pescar la niebla con mis manos. A ver si pronto consigo escribir y contar como lo hice.