viernes, 9 de noviembre de 2012

Rocío en los cristales



Me desperté una mañana entre sombras de rocíos en los cristales. Meditabunda en un invierno adelantado. Reflexiva y empeñada en conseguir un sueño. Entre imágenes de la profesión a la que adoro pasando rápido como los trenes del subterráneo. Con despidos, ERES, muchas horas, mucho trabajo, mucho empeño y profesionalidad poco reconocida. Pasando páginas de medios digitales, leyendo la hecatombe, viendo cómo el mundo parece llegar a su fin como predijeron los mayas que ocurriría al final de este año. Y sin embargo, a pesar de que nos queda escaso mes y medio de vida, sigo empeñada en trabajar para la escritura, la voz y la imagen, para trasmitir verdades sin tapujos y romper barreras de magnates empedernidos. He venido a vivir entre la niebla baja, no para mirar entre el rocío de la ventana, sino para cambiar la oscuridad por el sol que traigo atado desde España. Aunque eso me cueste combinar las teclas y el ratón con cortar ensaladas para servir con patatas. Así es que he decidido que hoy en vez de mirar a través del rocío, saldré a pescar la niebla con mis manos. A ver si pronto consigo escribir y contar como lo hice.

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