martes, 16 de junio de 2015

Unos segundos

Y el mundo se detuvo. El semáforo se contuvo. La respiración cesó por segundos. Las personas se quedaron quietas a la espera de un saludo. El tiempo paró. El planeta dejó de girar. Solo escuché un latido fuerte de un corazón herido. Tan solo una persona tenía vida en mitad de una calle congelada por segundos.

Me esquivé a mí misma y la gran losa me aplastó.

Y de repente volví a ver el semáforo cambiando, la gente andando, mi respiración en movimiento, mi corazón palpitando, mi vida en cambio. Y el silencio momentáneo se convirtió en ruido infinito sobresaturando mis sentidos. Haciendo rodar una lágrima en una explosión puntual, en un tiempo ilimitado, en un lugar indefinido.

Tú.

martes, 9 de junio de 2015

El viento sopla y yo le contesto

Estuve bajo un manto pusilánime
de difícil comprensión
Pero al tiempo ya me encuentro a flote
conseguí salir del mar
caminar sobre la arena
y tumbarme al sol
relajada y aquejada de vida
Aprendí mucho en poco tiempo
lo que me hundió durante siglos
resultó pasar en días
Y ahora puedo respirar de lleno
Andar de día
Dormir de noche
Y seguir sin esperar
El viento sopla
y yo le contesto

He decidido vivir

He decidido vivir
Disfrutar de la sonrisa de un niño en el parque
De la brisa entre los árboles
Del pájaro junto a mi ventana
De la montaña lejana
De un libro
De este poema
Del poema de otros
De una canción
De la mirada de una amiga
Del abrazo de un padrazo
De la mano de una madre
De la palabra de un hermano
De una palabra escrita a lápiz
De los motivo para reír
He decidido acostumbrarme
No a la soledad sino a mi independencia
No al llanto sino a la fortaleza
No a la amargura sino a la destreza
No al callado sino al habla
No a morir en vida sino a vivir con ansia
Quien me entienda que me siga
Y quien no que desespere
Esta es ahora mi vida
Mía, como ha sido siempre
Mi decisión
Mi libertad
Mi sonrisa
Mi acaricia
Mi deseo de compartirla o no
Mi escritura
Mi revista
Mis amigos
Mi familia

miércoles, 3 de junio de 2015

Sola, en la más grande compañía

Los aprendizajes de la vida
me inquietan y molestan
me hunden en un mar trasparente
en el que veo mi propio cuerpo sumergirse

Y cuando salgo para coger aire
me ahogo con mis lágrimas
sencillas y calladas pero destructoras

Siento un peso insostenible
un desasosiego ingrato con el mundo
un hastío tedioso al llanto incontrolable

Un incontrolable deseo de hablarte, tocarte, besarte

Un irrefrenable acto por preguntarte y abrazarte

Solo me quedan las teclas del desahogo
y los lametazos de lo que es de ambos
Me quedan los helados amigables
Las sonrisas y abrazos de mis padres

Las manos de tantos
Los refugios de muchos
Y sin embargo, siento vacío
siento algo incompleto

Rasgado el corazón
me queda un sinsentido extraño
al que aún tengo que acostumbrarme

Sola, en la más grande compañía

El precipicio

Puede que nunca antes me haya sentido caer desde un precipicio ficticio dentro de mi propio corazón. Estrellarme contra el suelo antes de tocarlo. Contener el aliento para poder creer lo que está ocurriendo.
Puede que nunca antes me hubiese enamorado de verdad.
Y aquí me encuentro en una tarde de película. Con la tormenta del cielo y la lluvia cayendo al ritmo de mis lágrimas. Posadas sin embargo con la compresión de una situación difícilmente salvable. Porque el amor no lo puede todo. Porque más allá también está la vida plena, formada por otras tantas cosas.
Me siento tranquila por aportar todo lo que puedo y nerviosa por poder perderlo a él. Con el que construí una vida y parte de mi ser. Me siento sin respiración, ahogada en mi misma, pendiente de lo que puede suceder.

Y voy viendo pasar situaciones y vivencias y me pregunto si existe esa felicidad plena que él quiere y tanto desea. Hasta hoy pensaba que yo la poseía, pero si no es compartida, se diluye, como el azúcar en el agua, como la sal de mis lágrimas.