Los aprendizajes de la vida
me inquietan y molestan
me hunden en un mar trasparente
en el que veo mi propio cuerpo sumergirse
Y cuando salgo para coger aire
me ahogo con mis lágrimas
sencillas y calladas pero destructoras
Siento un peso insostenible
un desasosiego ingrato con el mundo
un hastío tedioso al llanto incontrolable
Un incontrolable deseo de hablarte, tocarte, besarte
Un irrefrenable acto por preguntarte y abrazarte
Solo me quedan las teclas del desahogo
y los lametazos de lo que es de ambos
Me quedan los helados amigables
Las sonrisas y abrazos de mis padres
Las manos de tantos
Los refugios de muchos
Y sin embargo, siento vacío
siento algo incompleto
Rasgado el corazón
me queda un sinsentido extraño
al que aún tengo que acostumbrarme
Sola, en la más grande compañía
No hay comentarios:
Publicar un comentario