martes, 29 de enero de 2013

Sol

No sé si el tiempo me acompaña o yo acompaño al tiempo.Con sus nubes, mis penas. Con sus soles, mis ánsias de vida. Con su lluvia, mis lágrimas. Con su nieve, suavidad y calor de hermano. Pero hoy está soleado, brilla como hacía tiempo que no lo hacía. Incluso quiero escribir de camino a los trenes. La gente sigue sin sonreir mucho, pero creo que es cosa de a ciudad y de lo complicada que a veces resulta la vida. Como me pasa a mi otros días. Hoy, al escuchar los aviones del cielo, siento cerca el abrazo de mis padres. Incluso teniendo sueño, no me permito cerrar los ojos para no perderme los rayos de sol que alimentan, como hacía mucho tiempo que no sucedía,  cada célula de mi cuerpo. Hoy no voy vestida de luto y me pienso sumergir en el mar de peces con quien he decidido permanecer por el resto de mi vida.

Don Alguien

"Andrajoso. Es un Don Nadie. Apesta. Es un vago. Si no trabaja es porque no quiere". Cuando el hombre entra en el vagón, el aire se impregna de esas palabras de odio y repugnancia. La gente lo trata como si fuese un animal mezquino y salvaje que no merece ni que lo miren. Nadie piensa que es una persona. Que detrás de su ropa rota y sucia hay una historia. Que detrás de sus ojos y sus palabras, hay un buen hombre. Ha saltado de un vagón a otro mientras el tren estaba en movimiento. Y nadie, absolutamente nadie, se ha preocupado de su llegada. Educado, eso sí. Habla al vagón fantasma pidiendo caridad. Su mirada triste y exánime rompe el corazón de quien lo mira. Tal vez por eso, todo el mundo baja la cabeza y mira su móvil. 
Al final del tren un joven de traje y sonrisa de anuncio de televisión mete la mano en la bolsa que lleva zarandeando todo el viaje. Saca un aguacate y le ofrece la primera comida del día al que ahora ha pasado a ser Don Alguien. Solo por estos gestos, una sigue creyendo en la humanidad.

martes, 22 de enero de 2013

Mundo retorcido

El asfalto aún no ha salido de la cama cuando yo ya lo estoy pisando. Callada, pero en buena compañía, afortunadamente. Cada vez me cuesta más hacer el esfuerzo. Es como si mis ganas y empeño se fuesen apagando con el tiempo, con los autobuses de madrugada, batiendo huevos y preparando ensaladas. Es como si por inhercia siguiese un camino cuyo objetivo se dislumbra lejano. De hecho, no lo veo. He olvidado mi meta. A veces intento encontrar el consuelo en la excusa del aprendizaje, del crecimiento personal, de la mejora del lenguaje. Pero en realidad siento que he perdido el rumbo. Tengo conversaciones con locos medio desconocidos que se empeñan en dar por obvio lo que yo sigo negando. No encuentro mi lugar pero tampoco lo vislumbro en otro sitio. Me pregunto si Frida Khalo sintió eso alguna vez. Una mujer luchadora y fuerte, pero con la debilidad en su cuerpo enfermizo. Alguien especial y grande, como la que quiero ser y como la que no sé cómo alcanzar. Me pregunto si ella también perdió el rumbo. 
Ya a penas escribo. Tal vez, por eso me he perdido, porque la escritura es para mi el modo en el que mi alma habla y mi mente la escucha.
Mundo retorcido, a veces te odio. Tanta dedicación, tanto esfuerzo. Eres injusto. Hay quienes por mucho menos viven tranquilos la vida que quieren. Aunque, mundo retorcido, a veces te quiero. Porque no estoy sola, porque siento un gran apoyo. Porque estoy rodeada de cuatro grandes barones y una enorme mujer que me sonrien para que crezca por dentro todo lo que otros no me dejan.
Tal vez debería obligarme a escribir cada día, como deber. Porque después de estas pocas líneas, siento que respiro un poco más tranquila. Sin embargo, sigo necesitando un guía y un modo de matar el cansancio.

lunes, 14 de enero de 2013

Tejados vestidos de invierno



Tejados vestidos de invierno
un frío invisible desde la ventana

Mañana de ruidos molestos
pero paisaje indeleble para las retinas

Segundos que trascurren entre los dedos
Sonidos suaves de ordenador y teclado

Una manta blanca sobre el verde
Hoy parece que andan más las sonrisas

Una pausa en la tristeza ciudadana
Una continuidad en la nueva vida urbana

Nubes de color pared que avisan
Espolvorean las calles y agitan a los niños

Descanso de correr por miedo a resbalar
Disfrute de andar entre la neblina fina

El estrés es el mismo pero sin prisa
El día es el mismo pero con risa

lunes, 7 de enero de 2013

Domingo con Margarita Fuentes


He vuelto a reencontrarme con las tardes de domingo sabrosas de reflexiones. He sentido la nostalgia de esos momentos. Nostalgia no como tristeza, sino como el echar de menos a alguien que sabes que solo existe en un lugar. Un sitio que fue mi casa presente y que ahora es ausencia pasada. Echo de menos sus palmeras y todo lo que representan, pero sobretodo echo de menos a su gente. Y te echo de menos a ti, mi querido amigo, y compañero del alma, como un día dijo Miguel y al que yo tan bien comprendo ahora. Y por eso no quiero perderlo como amigo. A pesar de la distancia, de los kilómetros y de las horas de sol que nos separan. Porque un amigo forma parte de ti, y perderlo es como perder una parte de tu alma y de tu cuerpo. Así que…estoy segura de que…seguiremos andando juntos.


A mi amigo, desde el primer dibujo de agua hasta la eternidad.