martes, 22 de enero de 2013

Mundo retorcido

El asfalto aún no ha salido de la cama cuando yo ya lo estoy pisando. Callada, pero en buena compañía, afortunadamente. Cada vez me cuesta más hacer el esfuerzo. Es como si mis ganas y empeño se fuesen apagando con el tiempo, con los autobuses de madrugada, batiendo huevos y preparando ensaladas. Es como si por inhercia siguiese un camino cuyo objetivo se dislumbra lejano. De hecho, no lo veo. He olvidado mi meta. A veces intento encontrar el consuelo en la excusa del aprendizaje, del crecimiento personal, de la mejora del lenguaje. Pero en realidad siento que he perdido el rumbo. Tengo conversaciones con locos medio desconocidos que se empeñan en dar por obvio lo que yo sigo negando. No encuentro mi lugar pero tampoco lo vislumbro en otro sitio. Me pregunto si Frida Khalo sintió eso alguna vez. Una mujer luchadora y fuerte, pero con la debilidad en su cuerpo enfermizo. Alguien especial y grande, como la que quiero ser y como la que no sé cómo alcanzar. Me pregunto si ella también perdió el rumbo. 
Ya a penas escribo. Tal vez, por eso me he perdido, porque la escritura es para mi el modo en el que mi alma habla y mi mente la escucha.
Mundo retorcido, a veces te odio. Tanta dedicación, tanto esfuerzo. Eres injusto. Hay quienes por mucho menos viven tranquilos la vida que quieren. Aunque, mundo retorcido, a veces te quiero. Porque no estoy sola, porque siento un gran apoyo. Porque estoy rodeada de cuatro grandes barones y una enorme mujer que me sonrien para que crezca por dentro todo lo que otros no me dejan.
Tal vez debería obligarme a escribir cada día, como deber. Porque después de estas pocas líneas, siento que respiro un poco más tranquila. Sin embargo, sigo necesitando un guía y un modo de matar el cansancio.

1 comentario:

  1. Necesito tus escritos.
    Vínculo emocional con el mundo exterior pero sobre todo interior.

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