He sentido despedazarse un trozo
de corazón en la distancia. He leído palabras
que me han hecho pensar en la posibilidad de dejar atrás tanta
confianza, tanto cariño, tanto trabajo. En vano. El momento llega. Siento sin
ser yo y veo sin verlo, sus lágrimas de horror. En su pensamiento la palabra
amistad, y en la realidad la improbabilidad. Ya no hay abrazo, ni caricia, ni
beso. Todo se ha convertido en el inicio. En nada, pero tras un ‘todo’ duro,
este nada, duele. Imposible no comparar. No imagino ni un día sin ti, sin tu
impaciencia, sin tu picaresca, sin tu inteligencia, sin tus bromas, tus
molestias, sin tocarte, sin escuchar la melodía de tus dedos llenos de letras,
sin que me mires, me abraces. No soportaría verte y no tocarte, verte y tener
que bloquear mis sentidos, no olerte, no mirarte y pensarte. No soportaría un
dolor tan grande. No podría prohibirme quererte, queriéndote sin verte.
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