Y de repente empieza el cambio. Veo desvanecerse rápida mi
infancia. Con muñecos de playmobil robados, casitas de verano caducas, paseos
en tractor inexistentes. Veo a mis compañeros de juegos alejarse y construirse
una vida propia, un futuro brillante y merecido. Veo que abandono la casa
materna, el rincón del verano, las huellas sobre la arena. Veo que cambian
circunstancias. Que mis amigas encuentran trabajos. Que otros se casan y tienen
hijos. Veo que la gente está cansada de lo mismo, que busca libertad real,
gobernantes válidos. Veo cambios cada día, gente que no calla, que se levanta.
Veo cambios desde el más pequeño rincón de la hoja, que ya acaba, hasta el
aumento de agua en el océano. Y yo cambio, y me reconvierto en vida en alguien
más adulto, aunque nunca lo suficientemente maduro. Todo cambia menos lo que
importa. Cambiarán los mares, las situaciones y el viento, pero permanece la
gente, mi gente, los abrazos, las sonrisas, los amores.
Todo cambia menos tú, un tú colectivo por mi gente.
Todo
cambia menos tú, que permaneces. Gracias
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