Hay vacíos huecos que hacen eco cuando buscas a alguien que
ya no puede responder. Encontrarás formas de evitar el eco con viejos muebles
que sabes que aunque se inunde la cueva siempre estarán ahí como amistades.
Pero no encontrarás modo de llenar el hueco por completo porque se fue quien lo
llenaba por completo. Creerás que una parte de ti se ha ido con ella. Que la
felicidad no es posible con su ausencia. Que no hay modo de encontrar a nadie
capaz de sustituir su importante papel. La felicidad es alcanzable teniendo por
bandera los valores que te transmitió y te enseñó. Te construyó como persona
buena, admirable y única y tu labor debe ser demostrar cada día que eres un
pedazo suyo, una ramificación fuerte y luchadora. Nadie suplirá el vacío que
provoquen algunos momentos de tu vida, nadie podrá abrazarte como ella, ni
admirarte como ella. Pero debes recordar que no se ha ido mientras la
recuerdes, mires sus fotos, hables de ella, te sonrías recordando buenos momentos.
Y aunque nadie pueda llenar ese hueco, yo contribuiré a reducir el eco que
provoque un llanto de dolor o un silencio sin sentido. Prometo permanecer como
un mueble viejo hasta que la madera se desgaste. Acompañarte en tus momentos
más precisos. Sentarme a abrazarte o escuchar las palabras mudas o sonoras.
Prometo darte la mano para disimular al máximo ese vacío hueco.
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