Busqué el silencio entre las olas del
mar revueltas y no lo encontré. Me dijeron que se trasladaba con las
olas a un lugar mejor para tratar de rescatar su destino perdido.
Sentí miedo de que el silencio jamás lo consiguiera y me animé a
salir. A descubrir un mundo que ansiaba comerme desde los pies hasta
la cabeza. Siempre lo había deseado y solo me había atrevido a
ratos, pero ahora tenía un fiel compañero de viaje que me iba a
facilitar todo y a suavizar las tempestades. Así que aún conociendo
el riesgo del silencio, decidí embarcarme en la nueva aventura de la
etapa que comienza cuando la puerta de la casa cierra para siempre,
la casa de sol y palmeras. Aunque en la mochila me meta el calor que
desprende.
Subí a las olas junto al silencio...
...para tratar de rescatar mi destino
perdido.
Pero ni voy callada ni sola. El mundo
está ante mi y yo sigo con hambre de comérmelo. Espero poder llegar
a donde está el destino y agradecerle su existencia. La periodista
que no tiene miedo a equivocarse, la que quiere aprender, crecer y
comerse el mundo con la persona acertada :D
Viajo sobre las olas, el silencio y tu
aurora.
Tendremos suerte.
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