Es la unión más preciosa que he visto en mi vida. Un pequeño hermoso y único. Va sentando en el
vagón del metro señalando la luna y contando en voz alta las estrellas. Su piel
se confunde con el color de mis botas piel. Sus ojos rasgados sonríen paralelos
a sus labios gruesos, como los de su padre, de un negro más profundo. No es
mulato, es único y surgido de una perfecta conjunción. La muestra evidente de
que el mundo está formado por miles de razas y que no importa la procedencia
para seguir creciendo unidos. Seguramente sus manos tono marrón son fruto de mucho esfuerzo, de
momentos duros, que han llevado a un largo viaje a sus progenitores. Y que en
un momento concreto encontraron en sus miradas la razón de ser. A ellos no les
importo proceder de zonas cálidas y secas o de zonas donde gigantes olas
destruyen casas y vidas. Simplemente decidieron crear lo más bonito y precioso
que he visto en mi vida. Un pequeño hermoso y único de piel de color y rasgos
asiáticos. Con una simpatía inmensa, con unas ganas de vivir tal, que incluso
contar las estrellas, le parece un trabajo fácil. Me quiero contagiar de la
belleza y rareza. Únicas. Para terminar señalando la luna y contando en voz alta las
estrellas.
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