lunes, 11 de marzo de 2013

Finos hilos



Y las nubes se deshacen en finos hilos. Se corroen al pasar el agua entre sus algodones de azúcar blanquecino. Se dividen entre los poros invisibles y rompen en miles de gotas que caen precipitadamente hacia abajo. Y viajan entre las rocas, los árboles, los ríos y los cabellos del que anda sin paraguas. Y se pintan de colores. Algunos ininteligibles para nuestros ojos humanos, otros bellísimos para nuestras pupilas humanizadas. Y se derraman sobre los lagos lejanos, sobre la margarita silvestre, sobre mi cara pálida. Y salen septibarrados como cada cien mil años cuando se entrecruza el agua con la luz del cielo. Y aparece ese único paisaje imborrable, que dura segundos, que permanece eternidades. Y ahora las bellas manchas del cielo vuelan y desaparecen de mi ventana, volviendo el sol y mi mirada blanca.

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