El silencio me inspira confianza. Me ayuda a saber pensar y
valorar la fortuna de mi corazón forjado de esperanza. Alcanzo el cristal. Me
cuesta llegar a la ventana, pero cuando lo consigo, disfruto con el placentero
ruiseñor del atardecer. Se me cierran las pestañas. Los pelos de cada rincón de
mi cuerpo imitan las púas erizadas del animal de boca puntiaguda. Respiro
gustosamente la brisa fresca al ponerse el sol. Y a la mente me vienen escenas
de tu inusitado amor.
Tus labios recorren seductores mi blanquecina espalda
moteada. Mi pelo se aparta al tiempo que tu mano lo arrastra. Con el mordisco
suave al besarme el cuello, me estremezco y esbozo una leve línea alegre en mi
boca. Giro mi cabeza y me pierdo apasionada saboreando tu saliva y casi la
garganta.
El silencio me inspira confianza. Despierto del sueño sin
estar dormida. Me aparto de la ventana sintiéndome querida. Repienso cada
segundo en los que consumo tu ser y tu saber. Comprendo que la unión de las
parcelas es posible en la perfección de la conjunción que tú naturalmente
creas.
El silencio me ha inspirado la confianza que necesitaba para
entender que no podría estar con nadie mejor en toda mi vida.
A ti, el amor de mi vida.
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